Chile, Chile Lindo! que conste que no es malinchismo!

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México lindo y querido, si muero lejos de ti

jueves, 8 de abril de 2010

La Oveja Negra

Yo pensé que saliendo de México iba a dejar de ser la oveja negra de la familia. Bueno, no es que el título sea retirado con el cambio de país, mas bien había pensado que teniendo la oportunidad de comenzar de nuevo no iba a desperdiciarla. Pero una vez mas he demostrado que no puedo ir contra mi naturaleza: soy rara, soy rebelde, desadaptada, burgueza, tengo delirios de grandeza...sigo siendo la oveja negra.
Y no es que no haya habido intentos (míos y de terceras personas) por "normalizarme". Noooo! al contrario, toda mi vida ha sido una serie de tratamientos normalizadores frustrados, uno tras otro. Yo -como buena psicologa- culpo a mis padres; el problema es que mis padres tienen otros 4 hijos perfectamente adaptados y normalizados con los cuales probar su inocencia.
No podría determinar con exatitud cuando comenzó este afán por "encajar"... seguramente cuando me dí cuenta de que no seguía el molde tradicional de una chica. O sea, no me malentiendan: en los puntos meramente básicos soy una chica, me gustan los hombres, las compras, las frivolidades y una cantidad mas o menos razonable de cosas de chicas; el problema es que un montonal de cosas "de chicas" que no me gustan, que jamás he hecho y que jamás haría...veamos una resumen de la larga lista:
1.- Tener hijos. Si, ya sé, que fueeeeerte! pero es así, siempre he sido así, no tengo instinto de madre pero a cambio Dios me dió cariño de sobra para animales de todo tipo, mascotas y monos de peluche. A los 21 años todo el mundo me decía no te preocupes, es que estas muy joven, vas a cambiar de opinióna, ahora tengo varios mas y todavía no he cambiado de opinión. Mi médico me dice que me queda poco tiempo, que me voy a arrepentir justo cuando ya no pueda, pero yo no lo creo. No es soberbia, puede que sea egoísmo, pero no me voy a poner a tener un hijo porque "puede que me arrepienta justo cuando ya no pueda". Lo de traer hijos al mundo no es para mi.
2.- Ser ama de casa. No gracias, yo no puedo ser la esposita que se levanta, prepara el café y el desayuno, le pone su comida rica en la lonchera al marido porque en la calle come puras cochinadas, le tiene la ropa, lo despide cuando se va a la oficina, limpia la casita, le plancha su ropita, cuida a los niños y mira por arriba del hombro a las madres que siguieron trabajando después de tener al crío, les tiene la cena calientita en la noche para cuando lleguen y espera al hombre de la casa con todo perfecto, incluido el maquillaje y el peinado. Siempre dispuesta a irse con el a la cama, sin hablarle de las cuentas que pagó, de que todo está muy caro en el super, de que la nana otra vez no vino, que hay que ir a reunión de padres al colegio...no, esas son cosas que a él no le importan porque ese es el trabajo de ELLA.
3.- Hacer las cosas porque se tienen que hacer. Es que no hay nada que odie mas que hacer las cosas que no quiero hacer, solo porque TIENEN que hacerse. Despertar porque tienes que trabajar, dormir porque tienes que descansar, hacer dieta porque tienes que mantenerte delgada y sana, trabajar porque tienes que trabajar aunque odies rematadamente tu trabajo, lavar los platos porque tiene que haber orden, cuando en realidad lo que quieres es tirarte en el sillón a leer ese libro buenísimo, casarte y tener hijitos porque para eso se casa uno, o no?, ahorrar para la vejez porque si no de qué vas a vivir cuando ya no tengas dientes?. AAGGGRRR! Odio el deber!!
Pero mas odio la culpa de no hacer las cosas. Lo que me lleva al
4.- Sentir culpa. Puf, yo creo que en algún momento en la historia de mi familia hubo un cambio de religión porque estoy convencida de que eramos judíos. Sin ofender, de verdad, pero es que en las mujeres de mi familia hay taaaaanta culpa! Quizás no solo en las de mi familia, pero es por las únicas que puedo hablar. Comenzando por la que sentimos cuando no cumplimos con nuestro "deber" (de cualquier tipo, mujer en general, madre, esposa, amiga, vecina, empleada, etc.) y terminando por la culpa que nos da cuando nos decidimos a no sentir mas culpa. Si, es complicado lo que acabo de decir, pero así somos las mujeres. No me refiero a la culpa de comerte un pedazo de carne con papas fritas y un helado doble de postre, sino a la que me ataca por ejemplo cuando le digo a mi marido que no tengo ganas de cocinar esta noche y me dice que no hay problema, que lo hará él, o cuando me rehuso a ayudar a una compañera de trabajo después del horario establecido, o la graaaan culpa que me produce haber renunciado a mi trabajo y dejar a la familia con una parte importante menos de ingresos, aunque odiaba mi trabajo hasta la médula y mi marido me repita hasta el cansancio que lo importante es que yo esté bien y sea feliz. Ser feliz? no por Dios, que cuuulpa!

Y existen muchos mas números en la lista, pero este post se alargaría ya demasiado. El asunto es que yo pensaba que con el tiempo, la edad, la experiencia, los cambios, las vueltas (y maltratadas) de la vida, el color negrito de mi lana se iba a ir decolorando un poquito hasta ser tan blanca como las de la mayoría de los miembros de este planeta, pero no, por mas que trato, no hay caso.
Me acuerdo una vez en una clase leimos que el fin primordial de la psicología era "normalizar" al ser humano, hacerlo entrar en la norma; y discutimos un poco sobre las cosas que para algunos países o culturas son normales y para otros no, y cómo esto de la normalidad es en realidad un concepto bastante relativo (como muchísimos otros que ahora se me vienen a la mente) y lo comparamos con lo "disfuncional"...oh my god, soy taaaan disfuncional!! hasta para escribir! yo pongo los dedos sobre el teclado y es como si una vocecita dentro de mi me dictara, y mas me vale que escriba rápido porque si no, el dictado se me pierde y no lo recupero...que bueno que me dieron clases de dactilografía en el colegio.
La vocecita se quedó callada...parece que no le gustó la palabra dactilografía.

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